Fali Lobato. Hoy quiero contaros la historia de un capataz que llegó, se quedó y cuando vio
conveniente se marchó sin hacer aspavientos y sin crear polémica ninguna.
Ese capataz
es Miguel Jiménez Trigueros "Pichón". Dicen que para ser un
buen capataz hay que saber primero ser un buen costalero. El sabe bien lo que
es soportar el peso de la trabajadera sobre su cerviz, espalda y riñones. El
sabe bien de su costal, la morcilla, la faja, la alpargata o zapatilla. El sabe
bien lo que es "hacerse la ropa"...
Más tarde
cogió el martillo con su peculiar modestia y empezó a mandar a los de abajo.
Mandaba de una forma muy particular, (siempre hay gente que censuran y juzgan
sin razón). Animaba a los suyos y lo hacía de corazón, sin ánimo de lucirse.
Daba fuerzas a los suyos y los piropeaba al mismo tiempo que miraba el rostro
de su Virgen. Se sentía uno más con su cuadrilla. Ahora siento nostalgia porque
mi hijo no ha tenido la suerte de ver a su tío tocar el martillo y capitanear
su cuadrilla con mimo y elegancia.
¡Va por ti
Miguel!, aunque esté feo alabar a un miembro de mi familia, hay que reconocer
que eres un gran capataz a pesar de que ahora no toques el martillo cada
madrugada del Viernes Santo. Sin embargo tu Virgen de los Dolores, te tiene
bajo su amparo y te quiere. Los que te conocimos en esa faceta te recordamos
con cariño y añoramos "tus formas".
Yo ya me he
encargado de contarle a mi hijo, una y otra vez, las chicotás que dabas
con los tuyos.
Foto: Fali Lobato Arahal
Fuente: El Blog de Fali Arahal
Foto: Fali Lobato Arahal
Fuente: El Blog de Fali Arahal
¡Ay, hermanos costaleros!
¡Qué bien la lleváis! ¡Qué finura!
Mecedla con suavidad.
Así, con poquita cintura.
Que quieren las bambalinas,
apagar su hermosura.
Y lo entreabierto de su boca,
nos da vida, esperanza y dulzura.
Y los ángeles en tropa,
se bañan en lágrimas de agua pura.
¡Ay, hermanos costaleros!
¡Cuánto os envidio!
Que lleváis a la Madre de Dios,
a la madre del Nazareno,
Luz de la Madrugada,
Madre del Divino Verbo,
Estrella de la Mañana,
Soberana Flor de las Flores,
Refugio de Pecadores.
¡Ay, hermanos costaleros,
que lleváis ni más ni menos,
a la Virgen
de los Dolores!
Poesía extraída de la XV Exaltación de la Semana Santa de Arahal
David Lobato
Arahal
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