Un paseo por Arahal.
Los Miércoles Santo se tiñen las calles de Arahal en un oscuro silencio
distinguiéndose la procesión por su sobriedad y disciplina penitenciaria, donde
se puede dejar entrever el reflejo de los nazarenos de túnica de ruán negro con
sus cirios verdes, acompañando a las imágenes de la Virgen de la Piedad y el
Santísimo Cristo del Amor bajo el nombre de la Hermandad de la Vera Cruz.
Además podemos destacar en su estación de penitencia, la
comitiva que la abre un muñidor que anuncia con su esquila el advenimiento del
misterio donde detrás se alinean las parejas de nazarenos hieráticos y
silenciosos. En el año 2014, se celebró un cabido general extraordinario para
modificar las reglas de las que dictaban que no podrían hacer estación de
penitencia los menores de 14 años, trasladándose a la edad de 12 años o
aquellos niños que hubieran recibido la primera comunión.
Esta procesión merece ser contemplada por los sitios más
recónditos y solitarios del recorrido. Sin duda estamos ante una hermandad
arahalense que resulta imprescindible verla, sabiendo paladearla y disfrutarla.
Su recorrido incluye un evocador momento ante el convento de las Madres
Dominicas y el intimista transcurso por las estrechuras de Serrano. La música
que acompaña al único paso es de capilla, aunque la hermandad posee una marcha,
“Piedad”, dedicada a su titular por Manuel Rodríguez Ruiz.
Los primeros datos de la Hermandad se remontan a la
extinguida corporación con el título de la Vera-Cruz, cuyo principal fin fue
dar culto a Cristo crucificado y ejercer la caridad. Su fundación tuvo lugar en
la iglesia parroquial de la Magdalena, en torno a una imagen esculpida
expresamente por Martín de Oviedo en 1592. De allí paso a la capilla bautizada
con el mismo título. Pocos años después en 1603, le fue concedida la Bula de la
Santa Cruzada, auto mediante el que el Papa otorgaba privilegios y títulos, y
corría 1610 cuando le llegó la Aprobación Real.
Durante el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, la
cofradía de la Vera-Cruz, desarrolló su vida de culto y beneficencia con
normalidad y brillantez, tal como se desprende de las actas de las visitas
pastorales a la villa. En 1720 se inició un contencioso con la Hermandad de la
Santa Caridad y Misericordia por cuestiones protocolarias y de precedencia en
las procesiones parroquiales.
Además de la magnífica imagen del crucificado, se mencionan
en la relación: una imagen de la Virgen de los Remedios, y otras de Santa
Elena, San Francisco de Paula, San Isidro Labrador y San Juan de Letrán,
enseres de plata para el exorno de la propia capilla e imágenes, cálices,
patenas, faroles, estandartes, cruces, libros con su historia, el último de ellos
fechado en 1699.
En 1755 se produce el Terremoto de Lisboa, la capilla es el
edificio religioso arahalense más perjudicado por el seísmo. Hecho
trascendental, ya que meses después, concretamente el 11 de abril del año
siguiente, su cabildo de oficiales toma el acuerdo de la disolución de la
histórica corporación. Desde la perspectiva histórica, podemos observar que
esta muerte súbita, por una u otra causa, curiosamente fue muy común en las
asociaciones cruceras. La mayoría de ellas guardan en las páginas de su
historia tras periodos de esplendor, etapas en las que languidecieron, en
muchos casos hasta desaparecer para siempre.
En la iglesia destruida existía otra hermandad denominada
del Rosario y Caridad con los Pobres Difuntos, con altar propio frente a la
puerta principal. El primordial fin de la corporación era sacar el Rosario por
las calles de esta villa a prima noche entonando la salutación Angélica y
sepultar los cadáveres de los pobres de solemnidad.
Esta Hermandad, aprovechando la devoción de la que
disfrutaba el Cristo de la Vera-Cruz y ser muy reconocida la labor social que
realizaba, en 1780 reclamando limosnas al pueblo, acometió la reedificación del
templo. El nuevo edificio de planta central, es una singular muestra del
barroco sevillano tardío, destacando especialmente su portada de ladrillo
tallado. Más tarde en 1805, don José Soriano Fontiveros fue nombrado patrono
protector de la iglesia y la mantuvo abierta al culto. En el fatídico 1936, fue
saqueada e incendiados sus imágenes y enseres, incluido el crucificado titular
del que la hermandad conserva una parte de un pie y una mano.
En 1988 un grupo de cofrades de la localidad, ponen en
marcha la idea de constituir una nueva hermandad para este pueblo, que ocupase
un nuevo espacio, con formas diferentes y renovados fines, sin olvidar las
referencias al espíritu cultural y generoso de aquella antigua corporación. Así
el 11 de mayo de 1989, los señores José Manuel Camacho Cintado, José Francisco
Gago Bohórquez, Juan Carlos Lobato Cala y Francisco Cano Mena, se reúnen en la
casa del primero, con carácter formal, para poner en marcha el proyecto,
redactando una carta a don José Quirós Rodríguez, párroco de Santa María
Magdalena, mediante la que se le exponen las características de la empresa y
los fines fundacionales específicos, siendo recibidos por el párroco de Santa
María Magdalena en el mes de agosto. Una semana más tarde, los promotores;
Rafael Lobato García, Juan Carlos Gago Bohórquez, José Francisco Gago
Bohórquez, José Manuel Bermúdez Rodríguez, Juan Carlos Lobato Cala y Francisco
Ortiz Calero, se vuelven a reunir y nace la Asociación de Cofrades por
Hermandad de la Vera Cruz.
Pocos meses después se celebró una asamblea más nutrida y en
ella es elegida la primera Junta Gestora, que la constituyeron los señores Juan
Carlos Lobato Cala, José Francisco Gago Bohórquez, Francisco Cano Mena, Manuel
Bermúdez Rodríguez y Romualdo Fernández Parejo.
La refundación de la Hermandad data del 24 de Febrero de
1994, dando culto al grupo escultórico que representa a la Virgen de la Piedad,
de pie, que sostiene recostado en su hombro, la cabeza de su divino hijo del
Amor, yacente sobre una roca cubierta por una sábana. El misterio fue realizado
por el imaginero sevillano Antonio Joaquín Dubé de Luque. La virgen es de
candelero, tallada en madera de cedro y policromada en el año 1991. Un rostro
perceptiblemente pasionista, con la boca entreabierta y entrecejo marcado,
enmarca unos ojos de color verde oscuro que dirigen su mirada al vacío. En su
salida se cubre con manto negro bordado por Francisco Expósito. El Cristo del
Amor es una talla del año 1995, talla completa en madera de cedro, policromada,
y exhibe un profundo estudio anatómico pos mortem. El brazo derecho descansa
sobre el abdomen y el izquierdo cae por su propio peso hacia tierra. Tras el
grupo se levanta una sencilla cruz arbórea de la que pende un resto de sudario.
Ambas imágenes se encuadran en el neobarroco más expresivo y ofrecen a quienes
las contemplan, tanto en su altar, como en la calle, un cuadro que se aloja en
lo más hondo de cada corazón.
En la actualidad la sede canónica de la Hermandad es la
iglesia de la Veracruz, capilla cerrada a culto cerca de 70 años, consiguiendo
a partir del año 2000, la cesión por el arzobispado el permiso pertinente para
su restauración y establecimiento de la Hermandad como sede canónica, siendo
dedicada al culto por el Cardenal Arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo
Vallejo, el 20 de Noviembre de 2004, mismo día que fue bendecida la imagen de
María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos, titular de la Hermandad
que en la actualidad se le da culto pero no realiza estación de penitencia en
Semana Santa.
Hora de salida: 22 horas – Entrada: 01:45 horas. Costaleros:
34. Música: Capilla Musical "Gólgota".
Itinerario: Veracruz, Plaza de la Corredera, Pérez Galdós,
Madre de Dios, Doña Luisa, Iglesia, Marchena, Carmona, Pozo Dulce, Morón, María
Beltrán, Madre de Dios, General Marina, San Pedro, Cruz, Pedrera, Victoria,
Tahona, Asencio Martín, IV Conde de Ureña, Doctor Gamero, Serrano, Las Monjas,
Espaderos, Veracruz y templo.
Fotos: Manuel
García Amador
Fuente: Perfil
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