Se celebraba en la plaza principal y participaba todo el pueblo y tres personajes principales, que ocupaban los balcones del Casino. En el balcón central, el sacerdote, en el de la derecha se situaba la persona que interpretaba la voz del Ángel, y a la izquierda quien cantaría la voz de Pilatos.
Los pasos, que habían salido de la iglesia de la Magdalena a las cinco de la mañana, por la calle Iglesia y Veracruz, habían llegado a la plaza de la Corredera, y se situaban de la forma siguiente:
- La Verónica, al principio de la calle del Duque.
- Jesús, junto a lo que actualmente es el bar Bécquer.
- La Virgen, en la esquina de la calle Cervantes.
- San Juan, al principio de la calle Veracruz.
Ya tenemos el escenario completo. Una plaza llena de gente, unos pasos situados en los lugares oportunos y unos intérpretes, listos para actuar. El momento era único e irrepetible. Estamos a mediados de los años 50. Vamos a situarnos al principio de la Plaza de la Corredera, mirando hacia el casino para contemplar lo mejor posible la representación, participando con el pueblo de los momentos más intensos de este acto. Según cuenta cuando estaba a punto de comenzar el “Sermón de la Pasión”, la plaza estaba impresionante, donde unos de los testigos nos la describe así: “si se tira una moneda, no cae al suelo”.
El sacerdote iniciaba el Sermón exponiendo todos los sufrimientos de Jesús camino del Calvario. Cuando habla de las tres caídas, el paso de Jesús empezaba a moverse lentamente hacia la fachada del casino y este iba realizando las tres caídas, con una ligera inclinación hacia delante. El sacerdote seguía su exposición y en el momento de hablar de las “piadosas mujeres”, se adelantaba la Verónica, acercándose a Jesús, abriendo los brazos por medio de un dispositivo y aparecía en un lienzo el rostro de Jesús.
Entonces se hacía el silencio total en la plaza, y la persona del balcón de la derecha cantaba con voz potente:
VOZ DE PILATO
Esta es la última sentencia
Que mandó Poncio Pilato,
Presidente de Judea
Y del imperio Romano,
En ejecutar a Jesús
Por revoltoso y por malo,
Por hacerse Hijo de Dios,
Y demostrarse contrario
Al César, y por negarle
Los tributos, y enseñando
Doctrina muy perniciosa;
Por haber así andado
Alborotando los pueblos;
Y a los simples engañando
Con sus mentiras y embustes
Con aparentes milagros;
Empezando en Galilea
Con fama de hombre muy santo;
Tenido por gran profeta,
Y de Dios por enviado.
Hasta aquí por tanto mando:
Que su causa y su delito
En una plana fijado,
Al suplicio de la cruz
Muera en ella también mando.
Asistieren al suplicio
Y queden bien conformados.
Así lo juro y proveo,
Lo determino y lo mando.
Su fecha en Jerusalén,
A veinticinco de Marzo.
Quien tal hizo que tal pague,
Por César y Poncio Pilato.
El cura, al que aún recuerdan los que vivieron en directo este
acontecimiento, D. Cayetano Parody Menaque, metiéndose descaradamente con el
que ha cantado la voz de Pilatos, le decía entre otras cosas: “Todo lo que dices
es falso; calla, boca sacrílega, perro judío, labio de perro pachón ¡Que los
montes Pirineos caigan sobre tu cabeza!” y otros curiosos comentarios, que los
asistentes festejaban alborozados.Terminados los improperios que el sacerdote dirigía al que condenaba a Jesús Nazareno, se hacía poco a poco, un imponente silencio, y la voz del Ángel decía así, desde el balcón de la derecha:
VOZ DEL ÁNGEL
Por justa sentencia quiere,
Que pide el Eterno Padre,
Por su Unigénito Hijo,
Siendo santo impecable,
Dios y hombre verdadero,
En quien se admira y complace.
Sufra con tanto rigor
En su persona adorable,
La pena que por su culpa,
Debía el hombre pagarle.
Quedan todos satisfechos,
Hace que el hombre se salve,
Así quiere ir al suplicio,
Por ser persona adorable.
Muera porque el hombre viva
Por el precio de su sangre.
De este modo la justicia,
Hace que el hombre se salve.
Por Jesús de Nazareno,
Por los hombres satisface.
Sufra por ello la muerte,
Quien tal hizo, que tal pague.
San Juan y María salen al encuentro de Jesús.El pueblo ha escuchado afligido la voz del Ángel. Hay una brisa con sabor a azahar en la mañana de la primavera incipiente. Corazones encogidos, lágrimas furtivas en los rostros angustiados de las gentes sencillas que vivían las escenas de la Pasión con intensidad creciente.
El paso de San Juan se movía hacia el Nazareno. Cuando llegaba a su altura, se paraba y contemplaba atónito al Maestro. Piensa que debe avisar a la Madre, a María. Se volvía a buscar a la Señora, y juntos, se dirigían hasta el paso del Señor. Frente a frente, la Madre y el Hijo. Maravillosa escena de esta representación de la Pasión, que quedará grabada en el corazón de aquellos asistentes.
Una vez terminado el Pregón, Jesús retrocedía hasta su posición primitiva y se iniciaba de nuevo la marcha procesional de la cofradía. Cruz de Guía y faroles, Verónica, Jesús, banda de cornetas, San Juan, Virgen de los Dolores y sacerdote presidiendo. Los pasos de Jesús y de la Virgen llevaban la escolta de una pareja de la Guardia Civil. El recorrido que se realizaba era por las calles Pérez Galdós, Madre de Dios, General Marina, Duque, Plaza de la Corredera, Corredera, Victoria, IV Conde de Ureña, Doctor Gamero, San Roque, Sevilla, Monjas, Espadero, Iglesia y Parroquia.
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno realizó el acto del Sermón hasta el año 1955. En 1956 Jesús sale por primera vez a las dos de la madrugada, propuesta del sacerdote D. Antonio Franco Garrido y aceptada por la Junta de Gobierno presidida por aquél entonces por D. Luis Guajardo Fajardo. Testigos de aquella época cuentan que no pudieron contener las lágrimas en esa primera salida, al ver perder una tradición popular del pueblo.
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Foto: Memoria Visual de Arahal
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