Se nos fue Rafael ya hace un año, nuestro Luque, nuestro grandullón. Tocado
por las valkirias en su campo de batalla. Victoriano, humilde, músico de a pie.
Hombre ejemplar; padre, esposo, hermano, amigo . . .
Hoy las fanfarrias de su banda de la Victoria están
destempladas, el banderín llora a media asta, y los tambores silencian junto al
suyo un réquiem de despedida.
La banda Victoriana dice adiós a uno de sus baluartes
emblemáticos de aquel 11 de mayo de 1980, a uno de sus héroes, a un hombre
honesto, de opiniones sabias y de trato exquisito.
Aún recordamos aquel tambor alto de atrás, aquella imagen de
fortaleza que jamás desfallecía, que jamás se quejaba de horarios ni obstáculos
que pudiesen entorpecer el desarrollo normal de las actuaciones de su banda. Compañero
sin desdén pendiente en cada momento de no dejar pasar un detalle que no fuese
a favor de su banda Victoriana.
Sembró en el antiguo local de ensayo dos árboles, como
símbolo del crecimiento que esta banda debía tener año a año, y las raíces que
deben alimentar silenciosas y constante la altura sin fin a la que nos puede
llevar el trabajo y la humildad. Hoy día esos árboles siguen en pié con una
fuerza arrolladora. Rafael ahora, es una de esas raíces, uno de esos brazos
sólidos que hará más grande la música en Arahal.
Hoy el cielo no es azul,
ni gregoriano los ángeles cantan.
Los tambores Victorianos no suenan,
destemplanza y pena no les faltan.
Hombre grande y bonachón,
De rasgos fuertes y pintorescos,
Como césar por su barrio,
Sin cortejos, sin grandezas.
De trabajo y de familia,
ducha, ropa nueva y tarde fresca.
largas conversaciones Araheñas,
y filosofías sabias y quiosqueras.
Seguro que ha puesto San Pedro,
música de los Romeros de la Puebla,
para recibir a un hombre bueno,
y abrirle de par en par los cielos.
Le imagino entre querubines, con chándal bético,
mientras sus baquetas sonando.
Abriendo un litro de dorada cerveza
Rafael, junto a sus ángeles músicos tocando.
Redacción: Tu banda/Fco. Fernández