En los últimos años Manuel Soria por un lado y Teodoro León por el otro fueron conquistando territorios para la igualdad pero, con tres cofradías en la resistencia, la solución de alguien acabado de llegar, como es Asenjo, no era otra que la que se anunció el día de la Candelaria: a la hoguera con las discusiones. Siendo importante la decisión, que lo es, la actuación de Asenjo (no se le puede llamar baculazo porque ha sido algo solicitado por las hermandades y los baculazos no se solicitan salvo que uno tenga un punto de masoquismo) viene a mostrarnos el estilo de este obispo que es tan distinto al de Carlos Amigo. Imaginamos que para unas cosas será mejor y para otras peor pero en uno de los asuntos que más ríos de tinta ha hecho correr en el mundo de las hermandades en los últimos años, la velocidad de Asenjo no ha tenido nada que ver con el mareo de la perdiz del Cardenal. O con su estrategia. Este año esta será la novedad. El año que viene lo de las mujeres nazarenas será una anécdota, un mal recuerdo en la edad contemporánea de la Semana Santa de Sevilla en la que la salida de la mujer con el hábito de su cofradía ha sido frecuente aunque no constante en el tiempo.
El decreto que se firmó en menos que canta un gallo acaba con muchos años de polémica aunque hay quien pretende ahora abrir la de las mujeres vestidas de armaos o costaleras que nada tiene que ver con lo que ahora se regula como es que todos los miembros de una corporación tengan los mismos derechos entre los que se incluye el de participar en todos los actos de culto de una cofradía. Vestirse de armao no es eso y salir de costalero tampoco. Lo que hace años algunas mujeres veían como imposible este año será posible. Enhorabuena a las hermanas del Silencio, la Quinta Angustia y el Santo Entierro. Más vale tarde que nunca.
Foto: Archivo
José Cretario. ABC
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