miércoles, 8 de abril de 2020

El silencio se hace cada Miércoles Santo junto a la Piedad y el Amor en Arahal

Un paseo por Arahal. Los Miércoles Santo se tiñen las calles de Arahal en un oscuro silencio distinguiéndose la procesión por su sobriedad y disciplina penitenciaria, donde se puede dejar entrever el reflejo de los nazarenos de túnica de ruán negro con sus cirios verdes, acompañando a las imágenes de la Virgen de la Piedad y el Santísimo Cristo del Amor bajo el nombre de la Hermandad de la Vera Cruz.
Además podemos destacar en su estación de penitencia, la comitiva que la abre un muñidor que anuncia con su esquila el advenimiento del misterio donde detrás se alinean las parejas de nazarenos hieráticos y silenciosos. En el año 2014, se celebró un cabido general extraordinario para modificar las reglas de las que dictaban que no podrían hacer estación de penitencia los menores de 14 años, trasladándose a la edad de 12 años o aquellos niños que hubieran recibido la primera comunión.
Esta procesión merece ser contemplada por los sitios más recónditos y solitarios del recorrido. Sin duda estamos ante una hermandad arahalense que resulta imprescindible verla, sabiendo paladearla y disfrutarla. Su recorrido incluye un evocador momento ante el convento de las Madres Dominicas y el intimista transcurso por las estrechuras de Serrano. La música que acompaña al único paso es de capilla, aunque la hermandad posee una marcha, “Piedad”, dedicada a su titular por Manuel Rodríguez Ruiz.
Los primeros datos de la Hermandad se remontan a la extinguida corporación con el título de la Vera-Cruz, cuyo principal fin fue dar culto a Cristo crucificado y ejercer la caridad. Su fundación tuvo lugar en la iglesia parroquial de la Magdalena, en torno a una imagen esculpida expresamente por Martín de Oviedo en 1592. De allí paso a la capilla bautizada con el mismo título. Pocos años después en 1603, le fue concedida la Bula de la Santa Cruzada, auto mediante el que el Papa otorgaba privilegios y títulos, y corría 1610 cuando le llegó la Aprobación Real.
Durante el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, la cofradía de la Vera-Cruz, desarrolló su vida de culto y beneficencia con normalidad y brillantez, tal como se desprende de las actas de las visitas pastorales a la villa. En 1720 se inició un contencioso con la Hermandad de la Santa Caridad y Misericordia por cuestiones protocolarias y de precedencia en las procesiones parroquiales.
Además de la magnífica imagen del crucificado, se mencionan en la relación: una imagen de la Virgen de los Remedios, y otras de Santa Elena, San Francisco de Paula, San Isidro Labrador y San Juan de Letrán, enseres de plata para el exorno de la propia capilla e imágenes, cálices, patenas, faroles, estandartes, cruces, libros con su historia, el último de ellos fechado en 1699.
En 1755 se produce el Terremoto de Lisboa, la capilla es el edificio religioso arahalense más perjudicado por el seísmo. Hecho trascendental, ya que meses después, concretamente el 11 de abril del año siguiente, su cabildo de oficiales toma el acuerdo de la disolución de la histórica corporación. Desde la perspectiva histórica, podemos observar que esta muerte súbita, por una u otra causa, curiosamente fue muy común en las asociaciones cruceras. La mayoría de ellas guardan en las páginas de su historia tras periodos de esplendor, etapas en las que languidecieron, en muchos casos hasta desaparecer para siempre.
En la iglesia destruida existía otra hermandad denominada del Rosario y Caridad con los Pobres Difuntos, con altar propio frente a la puerta principal. El primordial fin de la corporación era sacar el Rosario por las calles de esta villa a prima noche entonando la salutación Angélica y sepultar los cadáveres de los pobres de solemnidad.
Esta Hermandad, aprovechando la devoción de la que disfrutaba el Cristo de la Vera-Cruz y ser muy reconocida la labor social que realizaba, en 1780 reclamando limosnas al pueblo, acometió la reedificación del templo. El nuevo edificio de planta central, es una singular muestra del barroco sevillano tardío, destacando especialmente su portada de ladrillo tallado. Más tarde en 1805, don José Soriano Fontiveros fue nombrado patrono protector de la iglesia y la mantuvo abierta al culto. En el fatídico 1936, fue saqueada e incendiados sus imágenes y enseres, incluido el crucificado titular del que la hermandad conserva una parte de un pie y una mano.
En 1988 un grupo de cofrades de la localidad, ponen en marcha la idea de constituir una nueva hermandad para este pueblo, que ocupase un nuevo espacio, con formas diferentes y renovados fines, sin olvidar las referencias al espíritu cultural y generoso de aquella antigua corporación. Así el 11 de mayo de 1989, los señores José Manuel Camacho Cintado, José Francisco Gago Bohórquez, Juan Carlos Lobato Cala y Francisco Cano Mena, se reúnen en la casa del primero, con carácter formal, para poner en marcha el proyecto, redactando una carta a don José Quirós Rodríguez, párroco de Santa María Magdalena, mediante la que se le exponen las características de la empresa y los fines fundacionales específicos, siendo recibidos por el párroco de Santa María Magdalena en el mes de agosto. Una semana más tarde, los promotores; Rafael Lobato García, Juan Carlos Gago Bohórquez, José Francisco Gago Bohórquez, José Manuel Bermúdez Rodríguez, Juan Carlos Lobato Cala y Francisco Ortiz Calero, se vuelven a reunir y nace la Asociación de Cofrades por Hermandad de la Vera Cruz.
Pocos meses después se celebró una asamblea más nutrida y en ella es elegida la primera Junta Gestora, que la constituyeron los señores Juan Carlos Lobato Cala, José Francisco Gago Bohórquez, Francisco Cano Mena, Manuel Bermúdez Rodríguez y Romualdo Fernández Parejo.
La refundación de la Hermandad data del 24 de Febrero de 1994, dando culto al grupo escultórico que representa a la Virgen de la Piedad, de pie, que sostiene recostado en su hombro, la cabeza de su divino hijo del Amor, yacente sobre una roca cubierta por una sábana. El misterio fue realizado por el imaginero sevillano Antonio Joaquín Dubé de Luque. La virgen es de candelero, tallada en madera de cedro y policromada en el año 1991. Un rostro perceptiblemente pasionista, con la boca entreabierta y entrecejo marcado, enmarca unos ojos de color verde oscuro que dirigen su mirada al vacío. En su salida se cubre con manto negro bordado por Francisco Expósito. El Cristo del Amor es una talla del año 1995, talla completa en madera de cedro, policromada, y exhibe un profundo estudio anatómico pos mortem. El brazo derecho descansa sobre el abdomen y el izquierdo cae por su propio peso hacia tierra. Tras el grupo se levanta una sencilla cruz arbórea de la que pende un resto de sudario. Ambas imágenes se encuadran en el neobarroco más expresivo y ofrecen a quienes las contemplan, tanto en su altar, como en la calle, un cuadro que se aloja en lo más hondo de cada corazón.
En la actualidad la sede canónica de la Hermandad es la iglesia de la Veracruz, capilla cerrada a culto cerca de 70 años, consiguiendo a partir del año 2000, la cesión por el arzobispado el permiso pertinente para su restauración y establecimiento de la Hermandad como sede canónica, siendo dedicada al culto por el Cardenal Arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo, el 20 de Noviembre de 2004, mismo día que fue bendecida la imagen de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos, titular de la Hermandad que en la actualidad se le da culto pero no realiza estación de penitencia en Semana Santa.
Hora de salida: 22 horas – Entrada: 01:45 horas. Costaleros: 34. Música: Capilla Musical "Gólgota".
Itinerario: Veracruz, Plaza de la Corredera, Pérez Galdós, Madre de Dios, Doña Luisa, Iglesia, Marchena, Carmona, Pozo Dulce, Morón, María Beltrán, Madre de Dios, General Marina, San Pedro, Cruz, Pedrera, Victoria, Tahona, Asencio Martín, IV Conde de Ureña, Doctor Gamero, Serrano, Las Monjas, Espaderos, Veracruz y templo.
Fotos: Manuel García Amador
Fuente: Perfil Facebook Un paseo por Arahal

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