Una vez finalizada la Solemne Eucaristía se inició la procesión con un cortejo compuesto por las Hermandades de la feligresía. Santa María de la Mesa fue portada, en paso de madera tallada y dorada, por los costaleros de la Hermandad de la Quinta Angustia. Los nardos y gladiolos exornaron el paso perfumando esta mañana mariana.
En esta ocasión la Virgen de la Mesa lució saya y manto de brocado rojo, así como numerosas joyas en su pecho y en sus manos. Sobre sus sienes porta corona de plata. Es característico de la imagen la ráfaga de plata y la media luna a sus plantas.
Utrera volvió a redoblar sus campanas, con esa forma tan peculiar que tiene de hacerlo, cuando la Virgen de la Mesa reviraba en cada punto de su itinerario. Los sones de la Banda de música de Utrera acompañaron a la venerada imagen que volvió su mirada ante los numerosos utreranos que la esperaron en las esquinas del Templo de Santa María. Apenas una hora dura la gloriosa procesión que finalizaba con el canto de la salve ya en el interior del Templo Parroquial de Santa María de la Mesa.
La tradición volvió a cumplirse en Utrera y las peticiones y plegarias a aquella Virgen que llegó al Templo Parroquial desde su cercano hospital medieval volvieron a inundar las calles en la mañana del 15 de agosto.
Fotos: Manuel Pinto Montero.
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