Escrito: Fco. Fernández García
Ya están llegando mi gente a la Parroquia Santa María Magdalena, todos con una cara de amor hacia todo lo que representa la Hermandad de Montemayor. Mis hermanas con sus vestidos de gala y su mantilla, los hombres con trajes y por supuesto algunos de romeros, ya estoy acomodada en mi bonito trono, con mis candelabros de guardabrisas, mis flores del mejor jardín, que mezcla su olor con el de incienso, haciendo un ambiente que huele a paraíso. Javi, mi capataz ya da las ultimas ordenes a mis hijos costaleros, con los nervios habituales los diputados han organizado la procesión, me rezan unas preces y me levantan por primera vez, desde mi paso les transmito amor, tranquilidad y fé. Nos encauzamos hacia la puerta y me posan, nos arrían en el suelo, noto el ambiente festivo de la calle, murmullo y expectación, que se hace silencio al estar en el dintel de la puerta, un repeluco de emoción nos sacude al sonar la marcha real, ¿de este momento qué te voy a contar, que ya no hayas sentido?.
El
gentío aplaude el momento, con los sones de mi marcha Virgen de Montemayor,
compuesta por ese hijo de Arahal llamado Germán García González, que seguro que
te suena su nombre, marcha magistralmente interpretada por tu gente de la
Victoria giramos y enfilamos la calle Marchena, de frente y mecida con un mimo
especial giramos a Juan Leonardo, para
bajar hacia Plaza Vieja, donde el publico abarrota las calles, suenan marcha
tras marchas, sinfonía a sinfonía de estos ángeles vestidos de músicos, Virgen
de la Paz, Alma de Dios, Amor y Esperanza, o esa marcha que tanto gusta, con
esos sones macarenos como es Sangre Gitana. Son algunas de las marchas que nos
llevan a la esquina de tu calle, si si, tu calle Sevilla Señora, momento
especial para todos esa parada y escuchar los cantos y rezos de nuestras Madres
Dominicas, poco a poco de frente y con una elegancia al andar como estos mis
costaleros saben, nos adentramos en tu barrio y al llegar a la casa de las
hermanas Castillo, parada obligada ante esa casa y su familia moradora, por
el amor, trabajo y cariño hacia todo lo
que es la Hermandad. Ya veo tu casa, con su puerta abierta a todos los
corazones de Arahal, ya se percibe ese aroma especial de tu barrio, lentamente
nos dirigimos hacia la plaza, y otra parada, la última antes de verte, parada
enfrente de ese balcón que también conoces, donde tantos y tantos saeteros te
han rezado cantando cada Viernes Santo, ¿cuántas emocionantes saetas escuchadas
desde ese balcón? voces rotas, quejidos sobrecogedores, quebranto de llanto y
emoción en las almas de esos saeteros. Y por fin me abro paso entre el pueblo que abarrota tu plaza, se desatan
las emociones cuando piso tu porche y entro en tu casa, ya estoy aquí Madre de
los Dolores, un año más vengo a verte, flor de las flores, Reina de San Roque,
lagrimas de emoción se derraman en la gente al vernos frente a frente, cara a
cara Gloria y Pasión, cara a cara Madre y Madre.
Arahal es testigo y desde el
cielo Rafael El Quinto aplaude, llora y reza emocionado al ver a sus devociones
juntas, antes de despedirme te dejo amor, fe, cariño, aromas de romero, de jara
y eucaliptos de romería. Olor a arenas de vida de Moguer, sencillamente de tejo
Montemayor, Javi ordena a mis
costaleros la levantá que hace
despedirme hasta el año que viene, y tu gente de la Victoria interpreta A los
pies de Sor Ángela, en homenaje a esa Santa que esta a tu vera todos los días
del año, así Señora me despido diciendo desde el corazón de Montemayor.
Ya están llegando mi gente a la Parroquia Santa María Magdalena, todos con una cara de amor hacia todo lo que representa la Hermandad de Montemayor. Mis hermanas con sus vestidos de gala y su mantilla, los hombres con trajes y por supuesto algunos de romeros, ya estoy acomodada en mi bonito trono, con mis candelabros de guardabrisas, mis flores del mejor jardín, que mezcla su olor con el de incienso, haciendo un ambiente que huele a paraíso. Javi, mi capataz ya da las ultimas ordenes a mis hijos costaleros, con los nervios habituales los diputados han organizado la procesión, me rezan unas preces y me levantan por primera vez, desde mi paso les transmito amor, tranquilidad y fé. Nos encauzamos hacia la puerta y me posan, nos arrían en el suelo, noto el ambiente festivo de la calle, murmullo y expectación, que se hace silencio al estar en el dintel de la puerta, un repeluco de emoción nos sacude al sonar la marcha real, ¿de este momento qué te voy a contar, que ya no hayas sentido?.
! VIVA LA SEÑORA DE ARAHAL ¡
¡VIVA MONTEMAYOR!
Fotos: Fran Granado
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