sábado, 10 de diciembre de 2016

La Inmaculada Concepción coronó las Fiestas Patronales con una multitudinaria Procesión en Morón de la Frontera

Cofrades de Arahal. El Pozo Nuevo, engalanado de principio a fin por arcos, banderas y alfombra de sales, fue una vez más el lugar preferido por moronenses y foráneos para contemplar el paso del cortejo procesional.
A las 5 y media de la tarde, puntualmente, la Hermandad del Santo Entierro, a la cual le correspondía la organización del cortejo en el presente año, ponía la cruz parroquial en la Plaza de San Miguel. Cohetes, repiques de campanas y el himno nacional anunciaba poco después que la Santísima Virgen ya estaba en la calle.
Con un paso lento, y con un repertorio clásico pero exquisito, el paso de la Santísima Virgen avanzó hasta la Plaza del Ayuntamiento, donde sonó la marcha “María Inmaculada”, del compositor Francisco Javier Parra Medina y en la que se incluye el himno de la Patrona de Morón.
Poco después, subía una calle Corredera engalanada con unas nuevas banderolas de largas dimensiones. Unas, azul con el escudo de la Ciudad; y otras, celeste y blancas, colores del Dogma Concepcionista. Las Hermanas Jerónimas del Convento de Santa María, la esperaban como siempre, con un puñado de pétalos en sus manos y unas plegarias entonadas con fervor.
Pero si hubiese que destacar algún punto del itinerario donde la expectación fuese inusitada, ese sería la calle Pozo Nuevo. Cientos de moronenses abarrotaron dicha calle, a dónde el paso de la Patrona llegó al filo de las 7 y media de la tarde.
Con la noche ya cayendo, la Santísima Virgen traspasó el primero de los arcos con las voces angelicales de las componentes de la Banda Municipal de Música de Morón, que  elegantemente entonaron la parte cantada de la marcha “Reina de los Ángeles”. Los fuegos artificiales y los aplausos dieron paso al cante que desde los balcones de la antigua Oficina de Turismo se llevaron a cabo por parte de Carmen Rodríguez y Antonio José Figueroa, miembros ambos de la Asociación Concepcionista.
Tras el toque del llamador, la cuadrilla de costaleros levantaba a pulso el paso mientras sonaba nuevamente el himno de Nuestra Patrona, entonado esta vez por el público allí congregado. Poco a poco, metro a metro, con un discurrir finísimo, la Inmaculada Concepción fue recorriendo el Pozo Nuevo hasta llegar al número 15, donde se ubicaba una alfombra de sales, blanca y celeste donde se podía leer “SINE LABE CONCEPTA”.
Pero no era lo único que el Grupo Joven de la Inmaculada Concepción tenía previsto en este enclave. Tras sonar el solo de la marcha “Rocío” cajas y cajas de pétalos de distintas  tonalidades y tipos llovían incesante y abundantemente desde los balcones situados a un lado y a otro de la calle. Una cortina de pétalos que, unida a una traca de fuegos de artificio, causaron el asombro de pequeños y mayores que rompieron en un sonoro aplauso y en algún que otro piropo a la Santísima Virgen.
Abundante público la esperaba también en la salida del Pozo Nuevo, en el segundo de sus arcos, de dónde salió lentamente con el sólo de “Reina de Triana” y el aplauso de los fieles congregados. Poco a poco el cortejo fue ganando metros y subiendo con gran elegancia y esplendor la cuesta de la calle San Miguel que la separaba de la Parroquia. Entre vítores y aplausos, y no sin hacer antes una revirá lentísima con la marcha “La Madrugá” entró el paso de la Virgen en la Parroquia de San Miguel.
Allí, las distintas representaciones que habían formado parte del Cortejo la esperaban para despedirse de Ella con el himno de la Patrona interpretada por última vez por la Banda Municipal, además del canto de la Salve.
Concluía así una Procesión lucidísima, donde propios y extraños respiraron un fervor cada vez mayor hacia la Concepción Inmaculada de la Santísima Virgen en la Ciudad de Morón, una de las primeras en jurar el Voto Concepcionista y donde ha quedado demostrado que, siglos después, aún continúa vigente.
Redacción:  José Antonio Pernía Herrera
Foto: José Manuel Fernández Palomino

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