lunes, 2 de diciembre de 2013

Comida de Navidad de los amigos de esta casa “Cofrades de Arahal 2013”

Salva Olmedo. Que nadie crea que estas palabras suenan a despedida, porque, como dice la canción, en la maleta sólo cabe la buena suerte.
Puede quien piense que sólo somos un grupo de amigos alrededor de una mesa. Y que las viandas y sus acompañamientos sea lo único que nos une; y como el portal que fue, pronto será pasado.  
La verdad es que sin ser una tradición, esto empezó cuando algunos de los presentes aparecían por el mundo de las cofradías, dando sus primeros pasos en un mundo tan apasionante, como decepcionante. Otros, ni siquiera habían nacido.  
2013 ha sido un año muy especial para toda la familia de “COFRADES DE ARAHAL”. Demasiadas sensaciones para contarlas en una pequeña crónica; aunque si me ponen a prueba, todas ellas tienen un denominador común.
En un lugar donde el mejor discurso es la sonrisa de un niño; la mirada de una madre y el mejor artículo es la historia que encierra cada fotografía que guardaremos en lo más profundo del alma.
El verdadero valor de estas imágenes se las dará el tiempo. Cuando pasen los años, recordaremos con una sonrisa en la cara y la emoción contenida en una velada mirada, lo que se muestra en cada una de estas fotografías hechas con el corazón.
Lo que sí es cierto es que unas encierran el pasado; lo que pudo ser y nunca sucedió; otras el presente inminente; otras: un futuro lleno de esperanza. Todas, un sentimiento común.
No puedo saber si será la última, si en la próxima estaremos todos o habrá nuevas caras. Nadie es capaz de escribir el futuro, aunque los que ya no están y los que vengan tendrán una misma motivación, que se unen en un mismo sentimiento.
Lo que sí es cierto y lo digo a título personal es que nunca sabré agradecerle a Dios Padre, todo lo bien que me ha hecho, poniéndome en el camino de este grupo de personas, amigos todos, a los que une un mismo sentimiento: el amor incondicional a nuestras Cofradías y a nuestra Semana Santa, con lo que ello supone.
Vamos a cerrar la maleta de nuestra buena suerte. Hasta otra ocasión. Eso es tan claro como el agua.

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