Francisco Fdez. Erase una vez una histórica y humilde banda de un pueblo llamado Arahal, esta banda era conocida en Belén por sus encantadoras y preciosas melodías, ya al Niño de Dios, sus padres les susurraban sus marchas para dormirlo, así SS.MM. los Reyes enviaron a Arahal un emisario para que en este año anunciaran la llegada tanto del Heraldo, como para acompañar a los Reyes en su Cabalgata por ese Belén llamado Sevilla. Así al recibir la invitación la mítica Victoria Arahal solo pudo decir si, y manos a la obra durante meses trabajaron duro, intensamente, pero sobre todo con una tremenda ilusión ante este encargo de SS.MM. los Reyes, montaron melodías navideñas cargadas de amor y cariño, prepararon cantos populares para transmitir la alegría a toda la corte de beduinos y al pueblo de Sevilla.
Y llegó el día cuatro de Enero, y se nos presentó una
estrella con cuatro Ángeles vestidos de músicos de la Victoria que nos guiaron
hasta el centro de Sevilla, empezamos a tocar y Dios nos abrió el día, marcha
tras marcha ante un entusiasmado y entregado publico comenzaron a escucharse
Villancicos, ALADI y populares, fuimos testigo de la entrega de las llaves de
la ciudad a el Heraldo tocando una composición tras otra, así recorrimos todas las calles del centro, todo
un sueño para niños y mayores, al encerrarse el cortejo no paramos de dar las
gracias a todo el mundo ante los aplausos y vítores, emotivo fue la felicitación
de las autoridades del Ateneo.
Tras volver a nuestro pueblo, descansamos para el domingo abrir la Cabalgata, atónitos y desbordados por el cúmulo de emociones vividas el día anterior, empezamos a tocar nuestras primeras marchas y de nuevo se desató la locura entre niños y mayores bailando y disfrutando con nuestros sones, calle tras calles ilusión, sentimiento y amor se fueron haciendo los protagonistas de la jornada, llegamos casi sin darnos cuenta a ese lugar sagrado cargado de esperanza y que se llama Macarena, nos dicen que Ella sonrió al escuchar nuestras melodías, y otra vez nos adentramos nota a nota en el corazón de Sevilla, Alameda de Hércules, Plaza del Duque, donde se desato una fiesta impresionante a los sones de esos Ángeles venidos de Victoria Arahal, Campana, donde algunos cofrades de Sevilla nos confesaron que nos querían ver allí detrás de un misterio, y nos vamos para la otra Sevilla, para Triana con nuestra música celestial, al llegar a la Plaza del Altozano, no nos pueden dar más cariño y ánimos que allí, estábamos que no sabíamos y el lugar que pisábamos, lentamente como si no nos quisiéramos apear de ese sueño llegamos de nuevo al lugar de partida, aplausos, aplausos y más aplausos.
SOLO PODEMOS ACABAR ESTE CUENTO EXCLAMANDO
¡GRACIAS SEVILLA!
Fotos: Archivo
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