martes, 19 de marzo de 2019

Un concierto con sabor a Romero y ….. Puerta del Principe en Arahal por Fco. Fernández

Francisco Fernández. Como ya anunciaban los carteles, en la fecha más esperada para la cuadrilla de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Victoria de Arahal, segundo domingo de cuaresma, y el lugar como ya es tradicional, el inigualable e incomparable marco como es la iglesia que preside el barrio de San Roque. Las manecillas del reloj de la iglesia marcaban la hora anunciada, la 1 de la tarde, toma el micrófono el jefe de lidia del evento, el maestro Javi Jiménez, este presenta una de las grandes novedades, como es la descripción del nuevo traje de la formación, y como seguimos con el símil taurino, lo anuncia como azul y oro.
El querido hermano mayor de la Venerable y Fervorosa Hermandad y cofradía de nazarenos de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén, Santo Entierro de Nuestro SeñorJesucristo, María Santísima de los Dolores, San Roque y Santa Angela de la Cruz, D. José Matute Crespo, voz tranquila, firme y singular temple como es en él característico, en sus palabras llenas de amor y cariño para todo lo que significa en esa bendita casa, la unión hermandad-banda. De nuevo el maestro Javi Jiménez, acariciando el capote se va llevando la escaleta hacia todo lo que significa los premios Victoria, y así con temple, cintura y arte, hace una sinopsis de la obra de José Antonio Grande León, premiado por su labor en el apartado música y Semana Santa, le entrega su trofeo José Manuel Núñez López, presidente de la banda, el maestro bordador agradece el cariño y el reconocimiento.
Javi sigue en los medios lidiando con la escaleta, hace un esbozo de la historia de AIMA(Asociación para la integración de los minusválidos de Arahal), premiado en el apartado de labor social y cultural, se les hace entrega del premio y un emocionado Pedro, presidente de la asociación agradece el reconocimiento de la formación.
Silencio maestrante en una abarrotadísima iglesia y porche exterior, cuando de nuevo el maestro Javi Jiménez anuncia la primera parte del festival de música que se avecinaba.
Salta al ruedo del atril el maestro Luis Manuel Catalán, tomando la batuta y siguiendo con el símil taurino, con exquisitez, mimo y templanza que se empezaba a vislumbrar y sentir el aroma a romero, la formación interpreta, “Inmemoriam”, los pulsos se aceleran, palpitan los corazones y afloran las primeras lágrimas, al finalizar éxtasis de aplausos y vítores, y sólo era la primera interpretación. Sigue con un clásico del repertorio, la marcha titulada, “Perdóname”, hoy 40 años después ya en los repertorios de muchas agrupaciones. De nuevo ovación. Después llegaron dos novedades: Nuestro Padre Jesús de los Afligidos y Orando al Padre, la locura era ya todo un clamor en los presentes.
Pausa para beber dos sorbitos de agua en el jarrillo, toma la palabra de nuevo Javi y la formación musical le hace entrega de la insignia de oro a su presidente el maestro Pepe Núñez, y un recuerdo por su décimo aniversario a su director el maestro Luis Manuel Catalán. Jóse Matute y el mencionado Pepe Núñez, le hacen entrega de dos presentes al maestro de lidia Javi Jiménez, el cual anuncia la segunda parte del evento y se despide de su labor con un capotazo de punto final en su labor magistral de la presentación.
El ambiente se torna marinero ante la interpretación majestuosa de Mi Cruz Nazarena, dedicada al nazareno de Algeciras, seguido de Salud de la Victoria, Atado a tu divina Misericordia, sinfonía nº 5 de la Semana Santa de Arahal, aceleró aún más los pulsos y las emociones, ante un entregadísimo público, para rematar la faena, el último reto como homenaje al titular de la Hermandad, el Rey de los niños, Un Ángel caído del Cielo, la gente en pie, interminable ovación y piden el sobrero musical….y llegó la locura, en medio de la interpretación de Costaleros Gitanos, el maestro Luis Manuel abandona el atril, dándole ya toda la puerta grande a sus músicos. Dicen que cuando Romero toreaba, Sevilla toreaba una semana después, con todo lo que se podía asimilar a un capote o una muleta, pues aquí el público salió moviendo los brazos como tocando la percusión o moviendo los dedos como interpretando algún instrumento de viento. Apoteosis y Puerta del Príncipe de San Roque.

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