Poco a poco la bendita imagen de la Divina Pastora de las Almas, atribuida a la gubia de Ruiz Gijón, pasea por su pueblo bajo el risco y acompañada por el Divino Pastorcito. Hasta la pastoreña calle Martin Rey luce la talla sobre sus sienes el tradicional sombreno, siendo despojado de él por las manos del Padre Álvaro bajo una hermosa cúpula sobre la que caen miles de pétalos de flores que siembran las plantas de la Divina Pastora. Las palomas que se sueltan en ese instante revolotean alrededor de la imagen posándose en su risco contemplando los rostros emocionados de sus muchos devotos que han abarrotado la calle Martín Rey.
Hasta en cuatro ocasiones sonó la marcha Encarnación Coronada por parte de la Banda de Santa María de las Nieves de Olivares para que la Divina Pastora volviese su mirada a todos sus hijos que embelesados la contemplaban bajo la cúpula.
No cesaron los vítores a la Divina Pastora que procesiona en hermoso paso de plata alumbrada por candelabros de guardabrisas en las esquinas, siendo el exorno floral nardos que perfumaban su camino. Luce la bendita imagen aureola de estrellas de oro y cayado de oro en su mano izquierda, donde también portó la medalla pro ecclesia et pontifice en recuerdo del sacristán del Templo Parroquial. En la delantera un angelito de plata portó la medalla de oro de Cantillana impuesta en la calle Martin Rey el 21 de mayo de 1995.
Hasta las seis de la mañana los pastoreños acompañaron a la Divina Pastora en su gloriosa procesión. Pero este año la espera para volver a contemplarla por sus calles se acorta, ya que regresará a las calles cantillaneras en la próxima romería cuando sea portada en la carreta de plata hasta su blanca Ermita. De nuevo Cantillana mostrará su fe y devoción por aquélla que soñará Fray Isidoro de Sevilla en 1703 y que hizo que en 1720 naciera su devoción en Cantillana, que camina ya hacia los tres siglos de devoción pastoreña.
... al Padre Álvaro Román Villalón.
Fotos: Manuel Pinto Montero.
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