Francisco
Fernández. Como ya anunciaban los carteles, en la
fecha más esperada para la cuadrilla de la Agrupación Musical Nuestra Señora de
la Victoria de Arahal, segundo domingo de cuaresma, y el lugar como ya es
tradicional, el inigualable e incomparable marco como es la iglesia que preside
el barrio de San Roque. Las manecillas del reloj de la iglesia marcaban la hora
anunciada, la 1 de la tarde, toma el micrófono el jefe de lidia del evento, el
maestro Javi Jiménez, este presenta una de las grandes novedades, como es la
descripción del nuevo traje de la formación, y como seguimos con el símil
taurino, lo anuncia como azul y oro.
El querido hermano mayor de la Venerable y Fervorosa
Hermandad y cofradía de nazarenos de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén,
Santo Entierro de Nuestro SeñorJesucristo, María Santísima de los Dolores, San
Roque y Santa Angela de la Cruz, D. José Matute Crespo, voz tranquila, firme y
singular temple como es en él característico, en sus palabras llenas de amor y
cariño para todo lo que significa en esa bendita casa, la unión
hermandad-banda. De nuevo el maestro Javi Jiménez, acariciando el capote se va
llevando la escaleta hacia todo lo que significa los premios Victoria, y así
con temple, cintura y arte, hace una sinopsis de la obra de José Antonio Grande
León, premiado por su labor en el apartado música y Semana Santa, le entrega su
trofeo José Manuel Núñez López, presidente de la banda, el maestro bordador
agradece el cariño y el reconocimiento.
Javi sigue en los medios lidiando con la
escaleta, hace un esbozo de la historia de AIMA(Asociación para la integración
de los minusválidos de Arahal), premiado en el apartado de labor social y
cultural, se les hace entrega del premio y un emocionado Pedro, presidente de
la asociación agradece el reconocimiento de la formación.
Silencio maestrante en una abarrotadísima
iglesia y porche exterior, cuando de nuevo el maestro Javi Jiménez anuncia la
primera parte del festival de música que se avecinaba.
Salta al ruedo del atril el maestro Luis
Manuel Catalán, tomando la batuta y siguiendo con el símil taurino, con
exquisitez, mimo y templanza que se empezaba a vislumbrar y sentir el aroma a
romero, la formación interpreta, “Inmemoriam”, los pulsos se aceleran, palpitan
los corazones y afloran las primeras lágrimas, al finalizar éxtasis de aplausos
y vítores, y sólo era la primera interpretación. Sigue con un clásico del
repertorio, la marcha titulada, “Perdóname”, hoy 40 años después ya en los
repertorios de muchas agrupaciones. De nuevo ovación. Después llegaron dos
novedades: Nuestro Padre Jesús de los Afligidos y Orando al Padre, la locura
era ya todo un clamor en los presentes.
Pausa para beber dos sorbitos de agua en el
jarrillo, toma la palabra de nuevo Javi y la formación musical le hace entrega
de la insignia de oro a su presidente el maestro Pepe Núñez, y un recuerdo por
su décimo aniversario a su director el maestro Luis Manuel Catalán. Jóse Matute
y el mencionado Pepe Núñez, le hacen entrega de dos presentes al maestro de
lidia Javi Jiménez, el cual anuncia la segunda parte del evento y se despide de
su labor con un capotazo de punto final en su labor magistral de la
presentación.
El ambiente se torna marinero ante la
interpretación majestuosa de Mi Cruz Nazarena, dedicada al nazareno de
Algeciras, seguido de Salud de la Victoria, Atado a tu divina Misericordia,
sinfonía nº 5 de la Semana Santa de Arahal, aceleró aún más los pulsos y las
emociones, ante un entregadísimo público, para rematar la faena, el último reto
como homenaje al titular de la Hermandad, el Rey de los niños, Un Ángel caído
del Cielo, la gente en pie, interminable ovación y piden el sobrero musical….y
llegó la locura, en medio de la interpretación de Costaleros Gitanos, el
maestro Luis Manuel abandona el atril, dándole ya toda la puerta grande a sus
músicos. Dicen que cuando Romero toreaba, Sevilla toreaba una semana después,
con todo lo que se podía asimilar a un capote o una muleta, pues aquí el
público salió moviendo los brazos como tocando la percusión o moviendo los
dedos como interpretando algún instrumento de viento. Apoteosis y Puerta del
Príncipe de San Roque.
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