Cofrades de Arahal.
Aquel viejo tambor a pesar de haber sido limpiado su latón dorado -con limón y
bicarbonato-, repasada la pintura roja y gualda de sus aros de madera, haber
cambiado los parches de piel y ajustada una bordonera nueva, no dejaba de
entrever que su forzada puesta a punto sería una de las últimas. A pesar de
todo, relucía con cierto encanto agotado, dispuesto a cumplir como en sus
mejores tiempos para la cercana Semana Santa de 1981.
La Banda Nuestra Señora de la Victoria de Arahal (Sevilla),
ponía su instrumental en las mejores condiciones para aportar el exorno musical
que como reto excepcional afronta el gran acontecimiento que Andalucía,
especialmente, acoge casa año con devota ilusión; la Semana mayor de la Pasión,
Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Cada Estación penitencial exige un renovado repertorio de
flores, respiraderos, insignias, mantos, palios, bordados, cartelas, coronas,
potencias . . . . y como no; MÚSICA. Volviendo a aquel viejo tambor de latón, y
al seno, de la banda victoriana arahalense, un auténtico hervidero de
renovación en aquella cuaresma. El percusionista Juan Carrillo, propone a su
director Luis A. Godino, intentar buscar un tipo de tambor con una versatilidad
de modernidad, pero que a su vez no dejase de perder esa sonoridad tan
características de los viejos tambores de latón. Por aquel entonces, el
redoblante, cabo tambor o “rufante”, lo hacía con cajas de baterías acústicas. Luis
A. Godino, era profesional baterista y se usaba una de sus cajas para esta misión.
Era una conjunción que ahora puede parecer rara, pero era muy corriente por
aquellos entonces que no estaban los tres modelos de bandas tan definidas como
son hoy conocidas por el mundo cofrade.
Casi por casualidad, en una de las revistas que ofertaban
instrumentos musicales a las bandas, y que todos los años llegaba, vía postal,
al negocio de Luis, sede de la banda, Juan repasaba casi por entretenimiento
una de ellas; Instrumentos “Mariano Biu”, de Zaragoza, aparece en sus hojas
casi mágicamente un tambor plateado, muy moderno para los conocidos en aquellos
tiempos. Llamaba poderosamente la atención la doble e inmensa bordonera en
ambos parches, la falta de palometas de afinación -se hacía con llave-, y la
forma tan adecuada para llevarlo con comodidad en las largas procesiones a las
que esta banda tenía el fin de acompañar. Era el “Tambor Royal”.
Cuando llega envuelto en una caja de cartón, había cierta
ansia de verlo y de probarlo ¿se acertaría? ¿o no sería más que una de las
tantas pruebas que se hacían para la mejora de la instrumentación y sonoridad
de la banda? Incertidumbre. . . Ya sólo la visión causa cierto asombro, se
presiona con los dedos los parches para comprobar la presión, se le toma el
peso, se mira y se remira, y lo más importante “que alguien traiga una
baqueta”, al golpear Juan por primera vez aquel tambor se denota entre el
ambiente un grado de satisfactorio de
aprobación. Parece ser que se ha acertado de pleno. Este puede ser
nuestro nuevo e innovador tambor para el proyecto de la Banda Nuestra Señora de
la Victoria.
La Semana Santa afianza el nuevo instrumento, músicos de
otras formaciones se aproximan al escucharlo, al verlo. Preguntan qué clase de
tambor es, que de dónde viene, que por qué lo hemos introducido. Es tal el
éxito que poco a poco se comienza a ver por todas las bandas, una renovación
casi inmediata, una revolución en la percusión, baterías enteras son cambiadas
y se afianza como el “tambor de agrupación” El nuevo tambor Royal.
La agrupación quiere agradecer a la Casa NP Drums, la
denominación “Arahal” al nuevo tambor basado en aquel Royal -que por cierto aún
conserva y utiliza-.
Foto y texto: Casa
NP Drums
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