La Asunción en Cantillana (amplia galería por #FranGranado)
Fran Granado. El pasado sábado en Cantillana de nuevo se
juntaron los astros para que un 15 de Agosto todo saliera a pedir de
boca. Día de la Asunción de María, día grande en Cantillana llenado de
vítores y mezclados por la alegría extrema llegando incluso al llanto de
un pueblo totalmente volcado con su Virgen. Hablar de Asunción en Cantillana es mentar una de las palabras más
importantes del pueblo, es una forma de vida, podíamos entender que
decir “Asunción” en Cantillana te refieres a alguien de la familia y
como tal, cada 15 de Agosto los cantillaneros sacan a la calle sus
mejores galas para adornar tanto las calles como fachadas. Alumbrados,
banderolas, gallardetes, que convierten las calles en una mezcla entre
el azul asuncionista y el burdeos señorial. Como si del rodaje de una
película habláramos, el pueblo de Cantillana en esos días cercanos al
dogma de María preparara minuciosamente y por su engendrada naturaleza
para recibir a su madre y al visitante. La calidad social y humana de
Cantillana y sus cantillaneros es digna de mencionar, dado el buen
recogimiento y acogimiento que reciben todos los visitantes en esta
fiesta popular declarada de Interés Turístico de Andalucía.
Es
una procesión atípica por esta zona de Andalucía, ya que no lleva a
fieles alumbrando el camino a recorrer, tampoco monaguillos ni ciriales,
solo abriendo el cortejo la Agrupación Musical Muchachos de Consolación
de Utrera y dejando un poco de espacio para que no se mezclen con las
notas musicales que lleva el paso de la Asunción, este año iba la Banda
de la Soledad del mismo pueblo de Cantillana, donde cada chicotá era
acompañada por una pieza diferente siendo la mayor parte de ellas de
carácter glorioso.
En
Cantillana un 15 de Agosto, cada detalle está minuciosamente medido,
tanto es así que pudimos contemplar en muchos lugares del recorrido
castillos de fuegos artificiales, entre los que cabe destacar los
lanzados poco antes de que el paso entrara en la calle Martín Rey. Eje
central del recorrido donde la hermandad, como cada año, hace
desaparecer el paso de la Virgen de la Asunción entre una inmensa
petalada que es muy digna de vivir y mencionar. Otro lugar anecdótico
del recorrido es seguidamente el paso de la Virgen por el Arco de las
Veredas situado a continuación. Allí los cantillaneros se vuelvan en
vítores y plegarias, porque según nos contaron, el ver pasar a la Virgen
por debajo del citado arco podíamos contemplar como la Virgen parece
que nos sonríe.
Paso
arropado en todo momento por su pueblo, los cantillaneros no dejan en
ningún momento a su Virgen, únicamente dejando espacio a Antonio
Santiago su capataz y a su equipo de auxiliares.
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